Existen una
infinidad de preguntas sobre el funcionamiento de la mente humana y las causas
del comportamiento; por ejemplo, aunque sabemos que reconocemos rostros en
nubes y en alas de mariposas, por qué no podemos dejar de percibirlos cuando
confesamos sus efectos ilusorios; por qué sentimos diferencias de temperatura
con base a nuestras experiencias inmediatamente anteriores, y no por juicios
objetivos de la humedad, el calor o la precipitación de un lugar determinado.
También podríamos preguntarnos por qué escuchamos patrones sonoros ante ruidos
que ocurren por casualidad, o sentimos reconocer palabras en idiomas que
desconocemos por completo; también podemos preguntarnos por qué esperamos que
caiga cruz cuando una moneda ha salido cara tres veces seguidas, o por qué
nuestros recuerdos suelen ser historias imprecisas más que datos irrefutables.
Todas estas
inquietudes son producto de nuestra vida cotidiana. Pero, el estudio de la
percepción, la atención y la memoria también son relevantes para comprender
eventos menos fortuitos: Los efectos del daño cerebral, el trauma emocional o
los problemas del desarrollo humano individual; personas que pierden la memoria
por lesiones cerebrales e infantes con discapacidades atencionales, son solo
algunas de las problemáticas que se han podido entender mejor gracias al
estudio de los Procesos Psicológicos Básicos, tales como lo son la Percepción,
la Atención y la Memoria. El estudio de estos procesos, desde el uso de
experimentos y métodos de medición, también ha aportado a una mejor comprensión
de las explicaciones teóricas que han surgido sobre la naturaleza del
funcionamiento mental; ese flujo de consciencia y de estados funcionales del
cerebro, que puede explicar la naturaleza de nuestra identidad y de la forma como
conocemos la vida. La psicología es desde un principio el estudio de estos
procesos, su revisión y constante análisis.
Un curso en
Procesos Psicológicos Básicos es propuesto a continuación. Su objetivo
principal, lograr una inmersión en la complejidad de las explicaciones
biológicas, experimentales y propiamente psicológicas, de la vida mental y
consciente. Tal objetivo es de por sí ambicioso. Por ello, se busca brindar una
aproximación inicial a este basto mundo de la vida psicológica, el cual parece
infinito. Es así, que el estudio de las teorías, los conceptos y los
experimentos parece ser el camino más adecuado, y el que se espera recorrer
durante la asignatura.
JUSTIFICACIÓN
Hace más de
dos mil años antes de cristo, Platón planteaba que el valor de una experiencia
es al paso del tiempo, como el tamaño de un objeto es a la distancia del mismo.
La intuición del sabio griego era clara: Lo que percibimos no es inmutable, ni
inamovible. Nuestros juicios más inmediatos sobre lo que aparece ante nosotros,
con aparente claridad e inminencia, también son juicios elaborados, y se
afectan por procesos psicológicos, relacionados con el tiempo, el espacio y los
momentos en que vivimos. Es así como los colores no son lo que es el mundo en
sí, ni la luz y la oscuridad son constantes en la forma como nuestras mentes
juzgan algo como más o menos luminoso.
En el año
2015, investigadores como Selmer Bringsjord probaron exitosamente a robots
pasando pruebas de auto consciencia en sus respuestas a preguntas capciosas
hechas por los humanos; hace tan solo medio siglo, las leyes de la robótica,
planteadas como ciencia ficción por Isaac Asimov, parecían improbables. Pero el
estudio de las neurociencias y las funciones mentales está abriendo un nuevo
capítulo de la historia humana, donde las teorías psicológicas se hacen cada
vez más relevantes, para resolver los eternos misterios de nuestra naturaleza y
nuestra condición humanas. Las intuiciones estaban presentes desde la
antigüedad, pero nunca antes habían sido tan relevantes.
El mundo
actual pregunta con entusiasmo por las causas del comportamiento, los juicios
relativos de la percepción, los errores atencionales y los fallos inevitables
de la memoria humana; diseñadores de políticas públicas para los países en vía
de desarrollo se preguntan qué tanto influyen sesgos psicológicos en la manera
como los pobladores adoptan o no hábitos de vida saludables y prósperos
económicamente; psiquiatras y médicos se preguntan sobre cómo sensaciones
ilusorias influyen en estados de enfermedad de sus pacientes; educadores y
pedagogos se preguntan sobre cuáles son las mejores estrategias para fomentar
aprendizajes perdurables y significativos desde la infancia; neurólogos se
preguntan sobre qué factores de la experiencia y del ejercicio pueden mejorar
las facultades mnésicas perdidas por sus pacientes con daños cerebrales;
funcionarios públicos y jueces se preguntan sobre qué mecanismos psicológicos
pueden desarrollarse para que las personas superen los traumas emocionales de
la violencia y el abuso. Para resolver muchas de estas inquietudes, el estudio
de los procesos psicológicos básicos es todavía algo relevante, tal vez más que
nunca. Pero, ninguna pregunta sigue pareciendo tan importante como la simple
indagación sobre qué somos o quiénes somos realmente; mirándonos como ante un
espejo cuando evidenciamos las habilidades cognitivas de otros primates, las
preguntas sobre la naturaleza de nuestra consciencia y el amplio abanico de
posibilidades que ofrece una mente, se abren paso, para querer responderse a sí
mismas.
Desde que
Wilhem Wundt intentara estudiar la mente usando métodos experimentales, y
William James tratara de entender su valor funcional; desde Skinner hasta
Herbert Simon, se han intentado establecer los parámetros de medida que permitan
predecir el funcionamiento de la conducta o la mente, y desde entonces, la
psicología ha encontrado una serie de teorías, conceptos, hipótesis y
regularidades empíricas a través de experimentos, que requieren cada vez mayor
formalización y mayor divulgación, para su apropiado entendimiento. Es entonces
nuestra tarea en la formación en Psicología, proveer una aproximación a los
intentos y las metas de esta empresa humana, antes de grandes pensadores y
científicos, y ahora, aceptada con humildad y cierto sentimiento de perentoria,
por nosotros.
Tal vez no
están tan lejanos los tiempos en los cuales los aportes de la psicología para
la comprensión de los procesos psicológicos sean cosa cotidiana y práctica; tal
vez, sean los mismos tiempos en los cuales sepamos valorar la importancia de
las teorías y de las ideas que con tanto esmero pensadores e investigadores de
años anteriores lograron legarnos, esperando que supiéramos dar un contexto de
entendimiento y significado a tan inmensa y apreciable labor.