viernes, 26 de enero de 2018

Presentación del curso


Existen una infinidad de preguntas sobre el funcionamiento de la mente humana y las causas del comportamiento; por ejemplo, aunque sabemos que reconocemos rostros en nubes y en alas de mariposas, por qué no podemos dejar de percibirlos cuando confesamos sus efectos ilusorios; por qué sentimos diferencias de temperatura con base a nuestras experiencias inmediatamente anteriores, y no por juicios objetivos de la humedad, el calor o la precipitación de un lugar determinado. También podríamos preguntarnos por qué escuchamos patrones sonoros ante ruidos que ocurren por casualidad, o sentimos reconocer palabras en idiomas que desconocemos por completo; también podemos preguntarnos por qué esperamos que caiga cruz cuando una moneda ha salido cara tres veces seguidas, o por qué nuestros recuerdos suelen ser historias imprecisas más que datos irrefutables.

Todas estas inquietudes son producto de nuestra vida cotidiana. Pero, el estudio de la percepción, la atención y la memoria también son relevantes para comprender eventos menos fortuitos: Los efectos del daño cerebral, el trauma emocional o los problemas del desarrollo humano individual; personas que pierden la memoria por lesiones cerebrales e infantes con discapacidades atencionales, son solo algunas de las problemáticas que se han podido entender mejor gracias al estudio de los Procesos Psicológicos Básicos, tales como lo son la Percepción, la Atención y la Memoria. El estudio de estos procesos, desde el uso de experimentos y métodos de medición, también ha aportado a una mejor comprensión de las explicaciones teóricas que han surgido sobre la naturaleza del funcionamiento mental; ese flujo de consciencia y de estados funcionales del cerebro, que puede explicar la naturaleza de nuestra identidad y de la forma como conocemos la vida. La psicología es desde un principio el estudio de estos procesos, su revisión y constante análisis.
Un curso en Procesos Psicológicos Básicos es propuesto a continuación. Su objetivo principal, lograr una inmersión en la complejidad de las explicaciones biológicas, experimentales y propiamente psicológicas, de la vida mental y consciente. Tal objetivo es de por sí ambicioso. Por ello, se busca brindar una aproximación inicial a este basto mundo de la vida psicológica, el cual parece infinito. Es así, que el estudio de las teorías, los conceptos y los experimentos parece ser el camino más adecuado, y el que se espera recorrer durante la asignatura.

JUSTIFICACIÓN
Hace más de dos mil años antes de cristo, Platón planteaba que el valor de una experiencia es al paso del tiempo, como el tamaño de un objeto es a la distancia del mismo. La intuición del sabio griego era clara: Lo que percibimos no es inmutable, ni inamovible. Nuestros juicios más inmediatos sobre lo que aparece ante nosotros, con aparente claridad e inminencia, también son juicios elaborados, y se afectan por procesos psicológicos, relacionados con el tiempo, el espacio y los momentos en que vivimos. Es así como los colores no son lo que es el mundo en sí, ni la luz y la oscuridad son constantes en la forma como nuestras mentes juzgan algo como más o menos luminoso.
En el año 2015, investigadores como Selmer Bringsjord probaron exitosamente a robots pasando pruebas de auto consciencia en sus respuestas a preguntas capciosas hechas por los humanos; hace tan solo medio siglo, las leyes de la robótica, planteadas como ciencia ficción por Isaac Asimov, parecían improbables. Pero el estudio de las neurociencias y las funciones mentales está abriendo un nuevo capítulo de la historia humana, donde las teorías psicológicas se hacen cada vez más relevantes, para resolver los eternos misterios de nuestra naturaleza y nuestra condición humanas. Las intuiciones estaban presentes desde la antigüedad, pero nunca antes habían sido tan relevantes.
El mundo actual pregunta con entusiasmo por las causas del comportamiento, los juicios relativos de la percepción, los errores atencionales y los fallos inevitables de la memoria humana; diseñadores de políticas públicas para los países en vía de desarrollo se preguntan qué tanto influyen sesgos psicológicos en la manera como los pobladores adoptan o no hábitos de vida saludables y prósperos económicamente; psiquiatras y médicos se preguntan sobre cómo sensaciones ilusorias influyen en estados de enfermedad de sus pacientes; educadores y pedagogos se preguntan sobre cuáles son las mejores estrategias para fomentar aprendizajes perdurables y significativos desde la infancia; neurólogos se preguntan sobre qué factores de la experiencia y del ejercicio pueden mejorar las facultades mnésicas perdidas por sus pacientes con daños cerebrales; funcionarios públicos y jueces se preguntan sobre qué mecanismos psicológicos pueden desarrollarse para que las personas superen los traumas emocionales de la violencia y el abuso. Para resolver muchas de estas inquietudes, el estudio de los procesos psicológicos básicos es todavía algo relevante, tal vez más que nunca. Pero, ninguna pregunta sigue pareciendo tan importante como la simple indagación sobre qué somos o quiénes somos realmente; mirándonos como ante un espejo cuando evidenciamos las habilidades cognitivas de otros primates, las preguntas sobre la naturaleza de nuestra consciencia y el amplio abanico de posibilidades que ofrece una mente, se abren paso, para querer responderse a sí mismas.
Desde que Wilhem Wundt intentara estudiar la mente usando métodos experimentales, y William James tratara de entender su valor funcional; desde Skinner hasta Herbert Simon, se han intentado establecer los parámetros de medida que permitan predecir el funcionamiento de la conducta o la mente, y desde entonces, la psicología ha encontrado una serie de teorías, conceptos, hipótesis y regularidades empíricas a través de experimentos, que requieren cada vez mayor formalización y mayor divulgación, para su apropiado entendimiento. Es entonces nuestra tarea en la formación en Psicología, proveer una aproximación a los intentos y las metas de esta empresa humana, antes de grandes pensadores y científicos, y ahora, aceptada con humildad y cierto sentimiento de perentoria, por nosotros.

Tal vez no están tan lejanos los tiempos en los cuales los aportes de la psicología para la comprensión de los procesos psicológicos sean cosa cotidiana y práctica; tal vez, sean los mismos tiempos en los cuales sepamos valorar la importancia de las teorías y de las ideas que con tanto esmero pensadores e investigadores de años anteriores lograron legarnos, esperando que supiéramos dar un contexto de entendimiento y significado a tan inmensa y apreciable labor.